El
éxito es como una carretera de cuota en la que uno tiene que pagar para
transitar en ella. Es posible que al tomar la carretera libre. También podrás
llegar a tu destino, pero ella está llena de peligros y obstáculos: baches,
deslaves, demasiado tráfico, angosta, ganado que se atraviesa, asaltos, más
larga, etc. Repito, puedes llegar a tu destino, pero llegarás más tarde. Pero
también es posible que no llegues. Si tomas la carretera de cuota, pagarás
un precio pero llegarás más temprano a tu destino, utilizarás menos gasolina,
viajarás más seguro y tu automóvil sufrirá menos desgaste. ¿Entiendes la
comparación? Tener éxito cuesta, y a veces mucho,
pero vale la pena, pues los beneficios sobrepasan notablemente los costos.
Cuando planeas tu vida, te das cuenta que puedes disfrutarla plenamente. Te das
cuenta de que puedes divertirte razonable y saludablemente. Si estás
acostumbrado a “reventarte” cada semana, ahora sólo lo harás una vez por mees.
Bueno, pues ese es uno de los costos. Si estás acostumbrado a fumar como
“chacuaco”, ahora tendrás que moderar tu hábito y, preferentemente,
abandonarlo. Este es otro costo. Pero, pregunto: ¿Es realmente un costo? Lo es,
pero sólo psicológico, es decir, es un costo intangible, abstracto,… irreal, en
pocas palabras. Tú elige lo que quieras hacer con el
resto de tu vida, pero medita antes de decidir, no sea que cuando estés en tu
lecho de muerte, te lamentes diciendo algo como: “Si tan sólo hubiera…”
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